Pómulos
El signo de juventud
Un importante avance de la medicina estética es el uso de ácido hialurónico en pómulos. El método de relleno con inyecciones de ácido hialurónico se ha convertido en un recurso eficaz y con pocos riesgos para aumentar el tamaño de labios o corregir ciertas imperfecciones del rostro, como las arrugas, e incluso para perfilar la nariz. Pero también es un gran aliado para tener unos pómulos y mejillas perfectos.
¿A quién va dirigido este tratamiento?
El relleno de los pómulos con ácido hialurónico es un tratamiento que consiste en unas microinyecciones cargadas con alta concentración de este compuesto. Con ellas se consigue de manera inmediata un resultado natural que tiene una duración aproximada de 12 meses.
Este sencillo y efectivo tratamiento va encaminado a personas que quieran mejorar el aspecto de su rostro y que hayan perdido volumen en los pómulos, algo que tiende a esqueletizar la cara y a entristecer el rostro. Esto suele ocurrir con el paso de los años.
La pérdida de volumen en el rostro en general, no solo en los pómulos, se produce por falta de colágeno y elastina, las proteínas responsables de mantener el tono de la piel del rostro. Cuando esto sucede se incrementa la flacidez, pero el ácido hialurónico permite renovar la firmeza cutánea para tener un rostro rejuvenecido y terso.
¿En qué consiste este tratamiento?
Como se mencionaba anteriormente, se trata de unas inyecciones de ácido hialurónico concentrado de un milímetro de grosor. Aumentar el pómulo de este modo da la posibilidad de fortalecer e incrementar el tono del rostro y, en general, de verse mejor a sí mismo.
Por supuesto, este tratamiento siempre debe realizarse en una clínica profesional. El paciente ha de seguir unos pasos establecidos que le indicarán los profesionales de la medicina estética y el personal sanitario que trabaje en el centro.
Una vez tomada la decisión de retocar los pómulos para mejorar el aspecto general del rostro, la primera acción es, como decíamos, acudir a un centro especializado. Es allí donde un médico estético llevará a cabo una primera revisión para ver qué necesidades tiene el rostro del paciente y poder recomendarle la mejor opción.
El siguiente paso es ejecutar el tratamiento. Este tiene una duración muy corta, simplemente unos minutos, lo que tarda en ser inyectada la sustancia, y no es doloroso para el paciente.
Previamente a la aplicación del tratamiento se hace una limpieza en profundidad del rostro del paciente. A continuación, se le aplica una crema anestésica para minimizar el dolor todo lo posible, se espera a que ésta haga efecto y se procede a efectuar las inyecciones. Su número de viales de ácido hialurónico varía dependiendo de cada paciente y, por supuesto, de lo que indique el especialista.
Tras practicar las inyecciones se realiza un suave masaje con el objetivo de distribuir correctamente el ácido por todo el rostro.
La sesión suele durar alrededor de 15/20 minutos y, tras ella, el rostro podrá enrojecerse levemente, lo cual es normal y no debe ser motivo de preocupación. La leve hinchazón y el enrojecimiento desaparecen en un par de días, pero el rostro muestra una sensible mejora desde el primer momento.